UN SUSURRO INESPERADO


De pequeño, el suelo del cobertizo tembló. De pequeño, ví cosas en el patio de casa que nunca supe si eran ciertas. No sé si aleteó ese gorrión entre la persiana y la ventana, atrapado. Que había algo más al otro lado, o que de hecho no había ni otro lado, que todo estaba en el mismo, era una corriente que me rodeaba y a veces perseguía. De pequeño escuché en una conversación de mis tías que mi madre había vivido algo de lo que yo nunca antes había oído hablar, algo que cómo lo otro, estaba y no estaba.

En mi edad adulta, tras un accidente en el que temblé, en el que volví a temblar, en el que la corriente eléctrica me recorrió el cuerpo, empecé a desarrollar un proyecto fotográfico para hablar de ese otro lado.

Acudí a sitios en los que había notado alguna vibración, una caricia en el alma. Y fue en la primera selección de imágenes cuando supe, cuando sentí y lloré, cuando noté esa presencia que me había acompañado siempre, una de ellas: mi hermana, la que tuvo que nacer antes que yo. Aquella hermana que perdió mi madre, la que me precedió. La misma hermana de la que hablaban mis tías en voz baja.

Un susurro inesperado es un trabajo acerca de lo secreto, de los abortos perinatales de mi madre, de lo íntimo, de lo femenino que se guarda y se calla.